Marruecos no es sólo las magníficas ciudades imperiales, los zocos y los mágicos desiertos de las rutas del sur. Hay otro Marruecos, cosmopolita, abierto, que armoniza la modernidad con la historia y la tradición. Un Marruecos dónde las tiendas de marca, los cafés de moda, las mansiones, los campos de golf y las playas conviven con la arquitectura más tradicional, los puestos de marroquinería y las mezquitas. Un Marruecos que se abre al mar y se deja contagiar por Europa sin perder su esencia.
Así es Casablanca, el inolvidable escenario del romance entre Bergman y Bogart, que continúa seduciendo a quién se aventura en sus calles, sus barrios y a su animado paseo marítimo. Una ciudad que nos muestra el mayor centro comercial de África o el minarete más alto del mundo, en la espectacular mezquita de Hassan II situada sobre la playa, donde los guías turísticos te descubrirán tesoros a cada paso.
Casablanca es una ciudad de contrastes en la que conviven el sabor tradicional de la medina con la espectacular Corniche de Aïn-Diab, con unas maravillosas puestas de sol y su animada vida nocturna. El mejor enclave para disfrutar de este acogedor país sin sentirte demasiado lejos de casa. Un viaje al pasado, al presente y al futuro.